Hace un tiempito vimos el por qué la Semana Santa y la Pascua caían siempre en fecha diferente, pero ahora veamos un poco de esa lucha que hay cada año entre el recuerdo religioso cristiano que conmemora la resurrección de Jesucristo, y esa otra festividad pagana de adorar a un conejo de chocolate.
Lo que se celebra dentro del marco religioso cristiano es la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús. Es una fecha muy importante para el cristianismo, ya que es cuando Cristo consuma su labor, expiando los pecados del mundo con su muerte, y luego asciende a los cielos.
Pero cualquiera se habrá preguntado cada Semana Santa, cómo es que se coló ese conejo saltarín, de colores, y de chocolate, en semejante fiesta religiosa. Un caso similar a la lucha que hay cada Navidad entre el nacimiento de Cristo y el gordo regalón Papá Noel. Pareciera que tanto en su nacimiento como en su muerte, Cristo se viera opacado por dos paganos simpáticos.
El conejo de pascua tiene una historia muy curiosa y aunque no lo crean así, tiene bastante que ver con el simbolismo cristiano. Su origen viene desde la cultura popular germánica antigua, que llegó a nosotros los latinos previo tratamiento por parte de la cultura anglosajona.
La leyenda actual relata que el conejo de pascua llega cada año con canastas repletas de huevos de colores y golosinas, que suele esconderlos en algún lugar del hogar de los niños, para que cuando se levanten el domingo de pascua por la mañana, los busquen y encuentren.
El origen de esta leyenda no es claro, como todo mito, pero su región de origen es la antigua Germania, hoy Alemania.
Se lo relaciona con el cristianismo porque este siempre asoció a las liebres y conejos con la fertilidad, y la nueva vida. Por eso también la asociación con el período pascual, en el que Cristo resucita.
Las primeras menciones de este curioso personaje, el Conejo de Pascua, aparecen en escritos de Alsacia, y el sureste de Alemania. Al parecer un catedrático alemán, llamado Georg Franck Frankenau, escribió en 1682 un tratado médico en el que analizaba las consecuencias de comer muchos huevos de pascua.
Según se cuenta, los primeros huevos de pascua comestibles también se comenzaron a hacer en Alemania para el siglo XIX. Pero no eran de chocolate, sino de pasta y azúcar.
El origen de los huevos de pascua tampoco se sabe a ciencia cierta de donde proviene, pero se especula que pueden haber dos razones, una confusión de los antiguos al pensar que las liebres ponían huevos, ya que sus madrigueras solían estar cerca de nidos de aves.
Otro posible origen fue la costumbre de que durante la cuaresma, el período de abstinencia anterior a la pascua, no se permitía comer huevos. Por lo que el domingo de pascua se comían muchos huevos, por haberlos extrañado durante cuarenta días.
La decoración de los huevos de pascua, vino después, asociada con la resurrección y con la llegada de la primavera. Por eso el color rojo sangre y la variedad de colores.