Por Martín Cagliani
El 17 de enero se festeja en la isla de Menorca, una de las baleares, el “Día de Menorca”. ¿Por qué esa fecha es el día de la isla? Es un festejo que tiene un origen bastante curioso, ya que no es una fecha de independencia o fundación, o… depende de cómo se lo vea. Es una conquista, y vaya conquista.
Menorca tiene una historia de ocupación muy antigua, ya en la prehistoria estaba habitada, y durante la edad de bronce tuvo un momento de civilización brillante con la cultura conocida como talayótica, que se caracterizaban por las construcciones megalíticas.
Fenicios, griegos, cartagineses pasaron por allí con espíritu de comercio o de guerra, pero recién en el año 123 aC fue conquistada, esta vez por los romanos.
Ellos estuvieron en la isla hasta que los germanos vándalos la conquistaron en el año 427, luego pasó de manos varias veces sin mucha historia, hasta que en el 903 fue anexionada por los musulmanes al Califato de Córdoba. Se volvió íntegramente musulmana, y así permaneció durante más de 300 años, hasta que el 17 de enero de 1287 es conquistada y anexionada a la corona de Aragón, por Alfonso III.
¿La razón del festejo?
Alfonso se acababa de volver rey de Aragón, y casi enseguida preparó una expedición para quitarle la isla de Menorca al almojarife Abû’Umar.
Desde 1232 Menorca era vasallo de Aragón, a pesar de ser musulmana, pero al parecer Abû’Umar se había aliado con Túnez y con Francia, sin contar que era ya un refugio de piratas que entorpecían el comercio. Al menos esas fueron las razones que dio Alfonso para su campaña de conquista.
Las más de 100 naves catalanas, aragonesas y sicilianas partieron con 20 mil hombres. Hicieron escala en Mallorca, primero pero desembarcaron en el día 17 de enero.
Los musulmanes opusieron resistencia, pero pronto debieron guarecerse en el castillo Sent Agáyz (Santa Águeda), y luego terminaron rindiéndose.
El pacto de paz fue realmente humillante. Todos los habitantes debían ser esclavos del rey de Aragón, y todos sus bienes pasaban a ser propiedad del mismo, a no ser que ellos pagasen siete doblas y media de oro en el plazo de seis meses. ¿Cómo lo iban a pagar sin bienes, no se sabe?
Lo cierto es que casi todos fueron vendidos como esclavos en mercados del norte de África, menos el rey Abû’Umar, quien junto a 200 familiares pudo abandonar la isla sin ser molestado, incluso se llevó su biblioteca con él.
¿La isla? Quedó totalmente despoblada. Las tierras fueron repartidas entre la nobleza y la repoblación se hizo con colonos catalanes. Alonso se quedó otros 45 días en la isla, donde mandó a construir una Catedral sobre la antigua mezquita.
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